Esta era mi primera incursión en 4×4 fuera de España y la primera en general a Africa. Mis conocimientos sobre este continente entonces eran nulos, también los de mi copiloto y compañero de trabajo Thomas que ha venido expresamente de Alemania para acompañarnos en el viaje.
Quizás debería mencionar que las fotos están hechas con una muy sencilla Olympus «de bolsillo» que compré expresamente para el viaje, por el miedo de que la cámara analógica sufriera daños con el polvo y la arena. Así que la calidad no es óptima.
Día 1
Así que, un día a principios de Agosto salimos de casa a las 5 de la mañana. Había dormido poco. La última vez que estaba tan excitada por un viaje, todavía era niña. A las 6 nos encontramos con los demás. Los coches van cargados de planchas, palas, gatos, además de las sorpresas culinarias que algunos llevan escondidas. Después del almuerzo, casi non-stop a Tíjola en Almería, donde nos espera la tía de una compañera para comer. Hablamos de Marruecos. Primera desilusión de Thomas, allí no hay cerveza (no sabe que Ramón y Josep llevan en el coche). En Málaga, donde pasamos la noche, toma las últimas birras por si acaso.
Día 2
Cerca de Algeciras guardamos las emisoras. Embarcamos sin problemas ni colas. En Ceuta a repostar y llenar bidones de reserva. Después, la frontera de Marruecos, un caos total. Colas de gente por todas partes. Rellenar papeles, sellar pasaportes, problemas con mi carta verde. Se soluciona, pagando, y en un par de horas pasamos. No puedo hacer fotos, estamos en una frontera. Ya estamos en Marruecos. Sigue el caos. Gente con ropas multicolores, cientos de viejos Mercedes-Taxi, bicicletas, motos, carros, burros. Las reglas de tráfico aquí no valen, la raya blanca no sirve para nada. Pasados el primer pueblo nos queremos apartar de la carretera para comer. No se puede. En cada camino hay policías que nos impiden el paso. Las calles están llenas de banderas rojas. Esperan a algún pez gordo de visita. Finalmente encontramos un bonito bar donde comemos de nuestras provisiones. Nos sirven bebidas frescas y pruebo por primera vez el sabroso té de menta, bebida marroquí por excelencia.
Llegamos pronto a Tetuán, también llamada “la hija de Granada”. Este sobrenombre, dicen, se debe a que fue fundada en el siglo XV por musulmanes huidos de Granada. No vemos la ciudad, ya que aún no estamos acostumbrados a estas temperaturas, no se parecen a las de casa.